Extiende tu gratitud

Sé lo delicioso que se siente dar gracias cuando todo está marchando “bien”, es decir, las cosas van saliendo como yo quiero, como mi mente espera; dar gracias cuando me doy cuenta que estoy bien de salud y mi familia también, cuando las cosas con mi pareja fluyen sin ningún trabajo, cuando me siento modo creativa y me salen ideas a cada minuto; cuando el dinero llega de forma abundante y me felicito por estar sintonizada a la energía del amor, cuando hace sol y el cielo está despejado en Bogotá, cuando mis hormonas no se alborotan y me siento en armonía con todo; cuando salgo tarde y el tráfico fluye delicioso. Es relativamente sencillo sentirnos en gratitud cuando sentimos que pasan cosas “buenas” en nuestra vida. Todos quisiéramos que la vida fuera así todo el tiempo, pero como dice el maestro Joan Garriga, seria inmaduro creer que la vida no nos va poner delante alguna clase de desafío.

Ahora, comprendiendo que en algún momento la vida nos va a mover con algo no deseado, ¿qué tal dar las gracias cuando las cosas no salen como esperamos?…  En una de mis primeras clases de kabbalah escuché, que el hábito de gratitud que más milagros genera en nuestra vida se ejerce justo en los momentos en que elegimos dar las gracias por aquellas cosas que no salen como nosotros esperamos, está súper conectado a la certeza, al comprender que todo lo que sucede incluso lo que parece estar “mal” es perfecto para nuestro proceso de aprendizaje. Y sí, sé que muchas veces es más fácil decirlo que vivirlo, lo sé porque mi ego me ha mostrado esa resistencia a dejarme guiar, porque he podido ver cómo me cuesta soltar el control y mantenerme creyendo que la Luz Divina del Creador me guía y me sostiene especialmente cuando las cosas “salen mal”. Entonces, me di a la tarea de practicar el dar gracias cuando creo que no hay motivo, cuando creo que las cosas están “mal”; lo he puesto en práctica en momentos de mucho miedo e incertidumbre, he practicado el arte humilde de rendirme y el aceptar lo que sucede, me he dejado caer al vacío, para darme cuenta que sí existe una red invisible que está abajo para sostenerme.

Y cómo sé que el ego saltará creando resistencia y quizá diciendo que esto es imposible, te animo a experimentarlo por ti mismo. Para ello te dejo una de mis oraciones favoritas para cuando elijo practicar la gratitud:

“Esto que estoy viviendo (menciona la situación) no es lo que quiero, quisiera no vivirlo y ES lo que está sucediendo. Esta situación, aunque no lo vea o entienda con claridad ahora, viene de la Luz del Creador. La acepto, aunque no quisiera vivirlo, me doy el permiso de creer que es lo que necesito, aunque no lo comprenda por el momento. Me dejo guiar, acepto esta experiencia. Con la ayuda de mi Maestro Interno y de mis ángeles me doy el permiso para ver esta situación de una manera diferente. Elijo confiar en la sabiduría de mi Alma que me guía en situaciones como esta.Hay un orden Divino detrás de todo lo que sucede. Confío en la vida y confío en mi”

¡Extiende tu gratitud, si existe un orden Divino!