En el AMOR no hay presión

A veces pasa que cuando empezamos este camino de trabajo personal y despertar de consciencia, vamos experimentando los cambios de invertir en nosotros mismos, nos vamos emocionando al empezar a comprender y ver la vida junto con lo que sucede de una forma diferente. Empezamos a saborear lo dulce de estar consciente de nosotros mismos en esta vida y también experimentamos lo incómodo que puede resultar estar despiertos. Luego de un par de libros, audios, terapias y talleres, con esta emoción que nos invade nos entra un deseo de ver a todo el mundo en la misma sintonía, especialmente aquellos con quienes interactuamos diariamente.

Y ahí empezamos a dar “cátedra” a los demás, diciéndoles lo que tienen que cambiar, lo que están haciendo mal, entonces, el libro que tu terapeuta te da para TÚ trabajo personal se lo vas pasando a ciertas personas acompañado de una frase del tipo: “Toma, deberías leértelo”, “Léelo, tú lo estas necesitando”. Así, empieza el camino sutil de querer forzar el despertar del otro, en el nombre del amor vamos forzando el proceso de sanación en el otro. Lo cual ni siquiera es posible a nivel de terapia, dentro del espacio de acompañamiento, como Terapeuta voy a al ritmo que el paciente tiene, al ritmo que el paciente elige ir.

No se vale forzar o manipular a alguien para que se vuelva más espiritual, no se vale forzar a alguien a sanar.

Todos, mientras estemos en esta experiencia humana, estamos teniendo un proceso único y especial, con ritmos, tiempos y profundidades diferentes, y, todos en el mismo proceso. Ninguno mejor que otro, cada uno está en el proceso que le corresponde, en el nivel de consciencia que necesita. Todo en el momento perfecto, formando parte de un gran rompecabezas que nosotros no alcanzamos a imaginar. Querer forzar, presionar, manipular o acelerar el proceso personal de otro es ir en contra del verdadero amor. El trabajo siempre será con nosotros mismos antes que querer hacer que el otro cambie, el trabajo siempre se da dentro de nosotros. Donde esté presente la energía del forzar, allí ya no estará la energía del amor que realmente sana. Hablo del mismo amor que tiene el universo y la Luz del Creador por cada uno de nosotros, un amor que nos ve con ojos de confianza, que sabe a qué ritmo vamos, que comprende que es todo un proceso y toma tiempo, y que nos recuerda que estar en esta experiencia humana ya por si solo nos hace valientes, muy valientes.

¡Vamos a la práctica!

* Toma unos minutos y date cuenta si quizá has estado “forzando” el trabajo personal de alguien más. Ten en tu mente la imagen de esa persona y luego en voz alta declara: “Elijo confiar en ti, en el proceso que ha escogido tu Alma. Acepto y respeto tu camino. Ahora continúo trabajando en mi proceso”. Respira y ve soltando la necesidad de forzar a otros.

¡Amor es en realidad aceptar y respetar el proceso de cada persona!