Imagina lo siguiente. Has llegado a la orilla de un río luego de un largo camino, al llegar sabes que necesitas cruzarlo, sabes qué lo que deseas está esperando por ti al otro lado del río y, sin embargo, comprendiendo que necesitas atravesarlo no quieres mojarte.

Esto es lo que suele suceder cuando un momento de la vida te invita a buscar ayuda, a conectar contigo, a trabajar en ti. Es probable que, al inicio, como muchas cosas que se empiezan se hagan con mucha energía, motivados de alguna manera por lo que se está viviendo en el momento, la sensación de caos hace que se busque ayuda en muchos lados. En algún momento de ese camino, aparecerá la incomodidad de sentir, de reconocerte como responsable de tu vida, de las decisiones que has tomado o dejado de tomar, de lo que estás sintiendo y de cómo te estás viviendo esta situación. La incomodidad aparecerá como señal de que el proceso de transformación está en el punto dónde decides no volver atrás, en dónde decides tomar esa decisión que has postergado, no contestar esa llamada o no hacerla, crear un nuevo hábito, una nueva creencia para tu vida.

No hay transformación en nuestra vida sin cambios internos. Todo proceso de transformación trae consigo la incomodidad de dejar lo conocido, es una pequeña lucha entre lo que hemos sido y la versión nueva que está lista para salir y acompañarnos en una parte de nuestra vida. Cuando aparece esa incomodidad para el ego de tomar nuevas y diferentes decisiones, es cuando muchos sueltan su proceso y no continúan, creyendo que esa incomodidad es parte del problema. Para generar cambios, claro que necesitamos sentirnos incómodos de lo contrario nos quedaremos muy cómodos en donde quizá ya no queremos estar.

Sentir la incomodidad es aceptar el cambio en tu vida, es una incomodidad que te lleva a moverte, a decir no más, hasta aquí, suelto esto, ya no quiero estar más así. Si estás leyendo esto segura estoy que ya estas a la orilla de tu río, lo que deseas está al otro lado, ya llegaste hasta aquí, lánzate al trabajo interno, sumérgete en el conocimiento de tu propio Ser y de tu propia historia, mójate, cruza tu río, siente la incomodidad, transfórmate, deja tu antiguo ser y dale al espacio al nuevo.

DESPERTAR CONSCIENCIA: Es el momento en el que vas más allá de leer y eliges ponerte la información, llevártela puesta, integrarla para realmente dar paso a la transformación:

* Amo los mantras, son para mi una gran herramienta para sanar y conectar con lo Divino, por eso hoy te voy a recomendar uno de mis mantras favoritos, de esos que te llenan de mucho amor, fuercita y valentía para atravesar el río y superar la incomodidad. Escucha este mantra por 11 días seguidos con tus manos sobre el corazón.

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